📵¿Es hora del minimalismo digital?
¿No te pasa que tanta exposición al celular ya agota? Entra, platiquemos.
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Ahora sí: empezamos con el soundtrack de esta edición. 🎧 Esto es ⚡️La Pausa Necesaria.
🎵 “We are everyday robots on our phones
In the process of getting home
Looking like standing stones
Out there on our own”.
💡 ¿Te ha pasado que una escena callejera más del vasto paisaje cotidiano deriva en toda una revelación?
Me ocurrió hace unos días. Fue un momento cómico y reflexivo a partes iguales.
Viajaba en Metrobús rumbo a la oficina cuando un joven en situación de calle nos hizo mirarnos al espejo para ver el reflejo de una de nuestras conductas más obsesivas de esta época: ir por ahí absortos en nuestros celulares.
😵💫 Se estima que miramos el teléfono más de 344 veces al día. Esto es una vez cada 4 minutos.
Era la hora pico matutina. La hora del hacinamiento, el martirio y los malabares: con una mano aferrarse a un tubo -o lo que sea- para no caer; con la otra sostener y manipular el celular [a veces pienso que la evolución nos dará un sexto para este propósito específico]; la cabeza inclinada hacia adelante como quien reza en una Iglesia y la mirada clavada en la pantalla -cuando no en pantalla ajena.
Nuestro amigo nos miraba con atención, uno a uno. De pronto, con una mezcla de inocencia y sorna, imitó nuestros movimientos autómatas: simuló la pantalla de un celular con su encendedor, clavó la mirada en él e imitó el escribir frenético de los más hábiles en las artes del celular.
De primeras, la escena me hizo gracia: me di cuenta que la mayoría en ese autobús íbamos abstraídos en el móvil, pero inmediatamente después me invadió una sensación de incomodidad y guardé el celular el resto del viaje.
En cambio, me dediqué a observar el transcurrir de lo cotidiano dentro de ese autobús, como lo hiciera ese callejero observador social. “La vida es eso que pasa mientras miramos el celular”, pensé.
Después de la entrega sobre el brain rot o podredumbre mental [que puedes leer aquí], un par de amigos me hicieron llegar sus comentarios al respecto.
Los rescato porque, junto con la epifanía del Metrobús, me llevaron a pensar: ¿es hora de equilibrar nuestra relación con el celular?
“Me interesó el tema de la ‘podredumbre mental’. A mí me ocurre que, después de unas horas viendo videos cortos, pienso ‘¿en qué momento pasó tanto tiempo?’ Y me da un bajón al pensar que desperdicié tanto tiempo valioso en el celular viendo cosas que no me aportan demasiado”.
R.
“Me pasa mucho que agarro mi celular para una tarea en específico, lo desbloqueo y sin querer me encuentro con alguna red social abierta, entonces me quedo viendo contenido e inmediatamente olvido el propósito principal por el cual tomé el teléfono”.
A.
Haz una pausa y piénsalo un poco: pasamos más tiempo del que quisiéramos ensimismados en nuestras pantallas. Al despertar es lo primero que vemos; al volver a la cama es lo último que vemos, y en el inter, pues bueno, qué te cuento.
En el libro “Brevedad inteligente” apuntan al respecto:
“Esto nos agota mentalmente. Lo sentimos y lo notamos a diario. Estamos más dispersos, impacientes, inundados. Hacemos scroll. Leemos por encima. Hacemos clic en cosas. Las compartimos.
Después esperamos, inquietos, la gratificación instantánea o algo más: una risa, una provocación, una perla entre las noticias, una conexión, un «me gusta», el hecho de que alguien lo comparta, lo retuitee, o lo ponga en Snapchat. Esto provoca que cada vez nos cueste más concentrarnos, resistirnos a mirar el móvil, leer detenidamente, recordar cosas o fijarnos en lo que importa”.
Yo creo que, en mayor o menor medida, esto nos pasa a todos. Y no nos culpemos: vivimos en la economía de la atención. ¿O tú qué piensas?
Dada la situación, de algo debemos sujetarnos para no ser arrastrados por la ola de contenidos que avanza a toda velocidad.
Entre el neoludismo [que critica y defiende el abandono de la mayoría de las tecnologías] y el ‘yo cuantificado’ [que integra los dispositivos digitales en todos los aspectos de la vida], considero que el justo medio puede ser el minimalismo digital.
📴Brevísima guía del minimalismo digital
La revista TIME publicó hace unos días un interesante artículo sobre “Cómo abrazar el silencio” en medio de nuestra hiperconectada realidad saturada de ruido.
Destaco lo siguiente:
“Las personas se obsesionan con los alimentos que ingieren: ya sea que busquen alimentos orgánicos, veganos, sin gluten, sin azúcar o sin colorantes artificiales. Pero ¿por qué no son tan exigentes con lo que ingieren a través de los sentidos?”.
También subraya que, así como nuestro cuerpo no puede fabricar los nutrientes esenciales y debemos obtenerlos de los alimentos, “nuestra mente también necesita nutrientes esenciales” como el silencio.
Creo que el minimalismo digital puede ser una buena fuente de nutrientes esenciales para la mente.
🤔 Sí, pero qué es: El profesor de ciencia computacional de la Universidad de Georgetown y autor del libro “Minimalismo digital”, Cal Newport, lo describe como:
“Una filosofía que te ayuda a cuestionar qué herramientas de comunicación digital (y los comportamientos relacionados con ellas) agregan más valor a tu vida. Está motivada por la creencia de que eliminar intencional y agresivamente el ruido digital de bajo valor y optimizar el uso de las herramientas que realmente importan puede mejorar significativamente tu vida.
Interesante ¿no? Si te das cuenta, mucho tiene que ver con la expresión que definió este año: brain rot o podredumbre mental.
🪜 La guía: Newport sugiere 3 pasos para iniciarse en esta filosofía.
Realizar una limpieza digital. Borrar del celular, durante 30 días, todas las aplicaciones, herramientas, sitios web y actividades digitales no esenciales y que no interfieran o perjudiquen seriamente la vida personal o profesional cotidiana. Esto permite medir su impacto en el día a día.
“Al final te quedarás con una lista de tecnologías prohibidas junto a una serie de procedimientos operativos relevantes*. Ponlo todo por escrito y cuélgalo en algún sitio donde lo veas cada día. La clave del éxito reside en la claridad acerca de lo que puedes hacer y lo que no puedes hacer durante la limpieza”, explica Newport.
*Es posible que las aplicaciones de mensajería sean altamente útiles en el día a día [es un medio de comunicación familiar, laboral, vecinal, etcétera], por lo que se deben establecer reglas sobre cómo y cuándo usarlas [horarios, límite de tiempo, consultarlas solo desde la computadora…] para extraer lo mejor de ellas y no caer en el uso compulsivo.Redescubrir actividades offline signitivas. Es muy probable que se presente el síndrome de abstinencia, pero puede durar solo unas semanas. Esta limpieza se acompaña de priorizar el ocio de alta calidad, como las caminatas reflexivas, la soledad, la contemplación, la lectura, el consumo de contenido de alto valor, la escritura, el cine, la familia, la música, las mascotas, el deporte, probar nuevos restaurantes, las artes, y un laaargo etcétera.
En su libro Newport cita el testimonio de una de las participantes en su experimento de desprogramación digital:“Alejarme de la tecnología durante treinta y un días me permitió recuperar una claridad que ni siquiera era consciente de haber perdido… Ahora que estoy afuera y miro hacia dentro, me doy cuenta de que el mundo tiene mucho más que ofrecerme”.
Reintroducir actividades en línea. Escribe Newport: “el objetivo de este último paso es empezar desde cero y dejar que vuelvan a tu vida únicamente las tecnologías que satisfagan unos estrictos criterios minimalistas. La atención que dediques a este paso determinará si el proceso instiga o no cambios duraderos en tu vida”.
Preguntas clave para la reintroducción de apps y tecnologías:
¿Esta tecnología es congruente y respalda algo verdaderamente valioso para mí?
¿Es esta tecnología la mejor manera de contribuir a potenciar ese valor?
¿Cómo usaré esta tecnología de ahora en adelante para maximizar su valor y minimizar sus perjuicios?
Ten en cuenta que esta filosofía es modular.
Es decir, se adapta a las necesidades específicas de cada persona, pero el objetivo debe ser siempre el mismo: desprogramarnos para encontrar un equilibrio entre la vida online y offline y alternar sanamente entre una y otra, siempre apegados a nuestros valores y objetivos de vida más profundos.
Son tiempos de los propósitos de Año Nuevo y minimalismo digital podría estar en nuestra lista.
Lo sé, no suena fácil, pero sí valioso ¿Te animas?👀
🧠 Algo interesante para estos días
TIME: Cómo abrazar el silencio.
THE CONVERSATION: Por qué “La Navidad de Charlie Brown” casi no se emitió y por qué perdura.
THE NEW YORK TIMES: EE. UU. registra una epidemia de violencia en las escuelas. Y los celulares la están avivando.
EL PAÍS: ¿En quién me quiero convertir? Los cuatro pasos para cumplir los propósitos de año nuevo.
ETHIC: “Nos bombardean con la salud mental, pero la precariedad no se soluciona con terapia”.
Espero que la Nochebuena, la Navidad y el Año Nuevo, te recarguen de la energía suficiente para hacer que tus cosas buenas [y las de quienes te rodean] salgan a la luz y brillen en el nuevo ciclo.
También espero que sigas por aquí en 2025. Esto apenas empieza y me encantaría hacernos compañía en este viaje.
Muchas gracias y que nos llegue un gran año. 🍀
Hasta la próxima ⏸️
Hola Israel,
Este texto es como un golpecito (o trancazo) de realidad. El contexto actual, prácticamente nos ha obligado a depender de las herramientas digitales y considero que la pandemia ha catapultado esta “necesidad”, estamos híperconectados.
Supongo que nos pasa a todos y, para ser honestos, hay cosas buenas en la vida online ya que nos facilita muchas actividades pero es verdad que, muchas de las veces, nos hace estar ausentes y como dices: la vida es eso que pasa mientras estamos en el celular.
Es muy interesante la idea del “Minimalismo Digital” y de prescindir del celular (o de las apps), hace falta menos Candy Crush 🍬 y más Monopoly, menos Wikipedia y más bibliotecas, menos Zoom y más reuniones presenciales con mejor contenido, etc….
Es duro, pero poco a poco debemos intentarlo. Desterremos la idea de: si se me pierde el celular, es como si perdiera un brazo. 😐
Buena lectura!
Un saludo!
Genial!! 🙌💡